Eventos y sucesos traumáticos pueden cambiar a nuestros pequeños y hay que estar atentos.
Al igual que nos ocurre a los adultos,
los infantes pueden experimentar sucesos o eventos que los lleve a situaciones
de estrés o incluso depresión.
Es muy importante entender que los niños
y niñas pueden cambiar bruscamente sus modos y su comportamiento después de sufrir
o experimentar eventos traumáticos.
Es por esto por lo que un infante que es muy activo puede volverse repentinamente tímido y un chico tranquilo puede mostrar mucha energía. Es por ello por lo que debemos estar muy atentos al comportamiento de los niños y niñas en casa, escuela y en cualquier lugar en el que se desenvuelvan.
Es por esto por lo que un infante que es muy activo puede volverse repentinamente tímido y un chico tranquilo puede mostrar mucha energía. Es por ello por lo que debemos estar muy atentos al comportamiento de los niños y niñas en casa, escuela y en cualquier lugar en el que se desenvuelvan.
Ante situaciones estresantes o traumáticas,
como pueden ser accidentes, desastres naturales o cambios bruscos en la vida de
los pequeños como una mudanza o cambio de escuela, es común que el pequeño
presente episodios de llanto incontenible, cuadros de ira, insomnio, rechazo al
alimento, a socializar e incluso un “retraso" en su desarrollo al volver a
pasar por situaciones ya superadas como mojar la cama o presentar tartamudeo.
Como en el caso de los adultos, estas
situaciones emocionales pueden reflejarse no solo en el comportamiento, sino también
en afecciones a la salud, especialmente en los sistemas respiratorio y
digestivo.
Aún si los pequeños no estuvieron
presentes en algún evento o incluso este no les afecta de forma directa, la
exposición a la información por medio de noticias en los medios masivos puede
alterarlos, por ejemplo, en el caso del pasado sismo del 19 de septiembre.
Lo más recomendable en cualquiera de los
casos es tratar de que los infantes hablen de lo que lo angustia, sin pretender
que "reviva" el episodio, pero sí que exprese lo que le aqueja para
que uno, como adulto, trate de explicar lo sucedido en forma clara y de esta
formar darle seguridad, siempre con la verdad, pues decir mentiras o verdades
adornadas pueden afectarlo de manera más grave tiempo después.
Lo anterior puede llevarse a cabo en
casa, pero si no se muestra un avance es recomendable buscar especialistas pues
los expertos tienen una gran cantidad de dinámicas que pueden aplicar en cada
caso particular, es importante acudir a algún tipo de ayuda profesional si es
necesario.
El proceso puede ser largo, no hay un
tiempo ideal para que los niños superen un evento traumático, varía según el
tamaño del impacto, si es algo personal o algo de su entorno.
Al final del día, una red de apoyo
familiar y profesional serán la clave para lograr la solución de la crisis
emocional de un niño o niña.